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Belén Navarro es argentina, tiene 37 años. Mientras elaboraba su tesis de grado para la Licenciatura en Psicología cultivó experiencia en sus dos primeros trabajos; como auxiliadora en grupos de personas con multidiscapacidad, y gestionando redes entre organizaciones de la sociedad civil de barrios vulnerables.

Inició tránsito en la clínica psicológica. Formó parte de grupos de estudio y cursó seminarios teórico-clínicos por amor al psicoanálisis durante tres años.

Ejerció función en centros terapéuticos de rehabilitación e integración escolar, y mientras culminaba la escuela de teatro, entrenó en psicodrama junto a talleres de autoconocimiento y crecimiento personal.

Encontró limitaciones en la clínica, había respuestas al padecimiento que el psicoanálisis en sí mismo no podía dar. Realizó estudios de postgrado sobre terapias contextuales al tiempo que trabajaba como auxiliar psicóloga en talleres grupales orientados al autoconocimiento desde el coaching.

Mutó su manera de abordar la clínica y se especializó en teoría cognitiva conductual de abordaje integrativo y psiconeuroinmunoendocrinología, entrenó en mindfullness y en terapia de aceptación y compromiso.

Comenzó a trabajar sobre la condición humana en desarrollo integral con sus pacientes, abandonando el vuelque rígido de la clínica orientada solo al padecimiento.

Integró con mayor importancia a las familias y cuidadores en la clínica individual, estimulando el reconocimiento de la persona más allá de la condición diagnóstica y ayudando a gestionar los espacios correspondientes para cada miembro de la familia.

La oportunidad de cursar un máster internacional en neuropsicología clínica infanto-juvenil le abrió puertas para integrar conocimiento sobre neurociencias también a la clínica con adultos, ampliando la noción de neurodiversidad a las formas de vincularse y experimentar emociones.

Retornó a la espiritualidad y comenzó a explorar desde lo personal medicinas alternativas y terapias holísticas, ampliando el campo de sentido de la profesión frente al cambio de paradigma que propone la época, para devolver la autoridad a la persona sobre su propia salud mental y la responsabilidad sobre su vida.

En paralelo a la clínica, se desarrolló como psicóloga comunitaria en el ámbito público (atención primaria a la salud) con personas, familias y grupos de problemáticas diversas y poblaciones de riesgo. En condiciones precarias y frente a las demandas inumerables para atención psicológica, adquirió experiencia en alivio de personas frente a múltiples formas de violencia, rehabilitación de niños con dificultades médicas, escolares, sociales, conductuales y de aprendizaje; procesos de duelo; horfandad, abandonos; formó equipos profesionales para integración escolar y social de niños y adolescentes; abordó conflictos familiares; de pareja; padecimiento psicológico y psiquátrico; trabajó con agresores y víctimas por violencia de género; y realizó supervisión de prácticas profesionales de universitarios avanzados en psicología.

La creatividad y la curiosidad la llevaron a estudiar de manera autodidacta herramientas de otras escuelas psicológicas para intervenir, sosteniendo el encuadre terapéutico, frente a las demandas de alivio tan específicas y particulares de sus poblaciones variadas de trabajo. Se entregó a vivenciar en diferentes momentos esas terapias para confirmar que son todas extremadamente eficaces según el tiempo psicoemocional y según el tema que se pretenda resolver.

Durante la pandemia se enfrentó a la altísima demanda sobre padecimientos vinculares en general, y de pareja en particular, descubriendo que la mayor efectividad de la terapia se encontraba en el autoconocimiento y en la aceptación del malestar como punto de partida.

Entre sus últimas formaciones culminadas se encuentra el modelo scerts, una filosofía de trabajo donde los objetivos planteados deben ser funcionales y aplicables a la realidad de la persona y su contexto inmediato, este concepto se adapta y despliega de manera práctica en el desarrollo del Retiro para Parejas, así como los de autoregulación y regulación mutua, también adaptados en su clínica.

Actualmente continúa ejerciendo como psicoterapeuta individual y de pareja. Acompañamiento y asesoramiento a padres/cuidadores de personas con diagnósticos médicos, neurológicos, conductuales y psiquiátricos. Y supervisión profesional de casos.